lunes, 7 de diciembre de 2009

Don Juan Tenorio

Aquí está Don Juan Tenorio y no hay hombre para él!

Cuando era más pequeño, me encantaban las novelas clásicas de la literatura española. Sé que no era muy normal porque el castellano antiguo muchas veces dificultaba la lectura, pero me pasaba horas y horas leyendo ' La Celestina' , 'El Lazarillo de Tormes', 'La dama del alba' y otros muchos más... no sé, seguramente eran los personajes carismáticos que salían, las historias que eran de tiempos lejanos pero de vidas cercanas, quizás era la poesía a veces, o la narración descriptiva otras, pero la que más me impactó fue 'Don Juan Tenorio'. Más allá del argumento que por el título se puede deducir fácilmente, me cautivó el amor, la picaresca, la guerra dialéctica y la trascendencia que mantenían los diálogos de esta bella historia de José Zorilla. He aquí algún pequeño ejemplo :


Juróme al punto la gente
capitán por más valiente;

juréles yo amistad franca;
pero a la noche siguiente

huí y les dejé sin blanca.
Yo me acordé del refrán
de que quien roba al ladrón

ha cien años de perdón,

y me arrojé a tal desmán
mirando a mi salvación.

Otra de los actos clásicos de la obra, en el que aparece un verso que a tod@s nos suena y que quizás alguna vez hemos pronunciado:
¡Ah! ¿No es verdad, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla

y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores

de las campesinas flores
que brota esa orilla amena:
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿ no es cierto, paloma mía,
que estás respirando amor?

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